Fuente: «Historia del Palacio de la Isla de Burgos (1883-2010)» de Isaac Rilova Pérez

 

La familia Liniers

 

Su linaje es de origen francés y data de 1753. De la descendencia burgalesa destaca Santiago de Liniers y Gallo-Alcántara, I conde de Liniers. Hijo de Mariano-Tomás de Liniers y Sarratea y Caritina Gallo Alcántara y Thomé, nació en 1842. Fue un notable personaje de la política española que se incorporó al carlismo desde muy joven y lo defendió en varios artículos publicados en el periódico La Gorda. También colaboró en las revistas La Margarita y La Esperanza.

Santiago de Liniers es el constructor de la casa-palacio y cocheras de su propiedad en la calle Lavadores, denominada también ‘Calleja de las huertas de San Pedro’

Cuando comenzó la Restauración borbónica, abandonó las filas carlistas y fundó, junto a varios colaboradores, el diario Unión Católica, que apoyó el movimiento político católico-liberal promovido por Antonio Cánovas del Castillo.

Fue senador por Burgos en 1893 y entre 1898-1899. También fue gobernador civil de Madrid entre 1899 y 1900 y desde su puesto de académico de la Real Academia Española formó parte de la comisión especial para la reforma del Diccionario. Por real despacho de 30 de agosto de 1900 se le concedió el título de conde de Liniers y también vistió el hábito de la Real Maestranza de Caballería de Zaragoza. Tenía su residencia en Madrid, pero también tenía casa en Burgos, donde pasaba los veranos y un hotel en la calle Lavadores.

Casa-Palacio de los Liniers

Se casó con María Teresa Muguiro y Cerragería, de la Real Orden de Damas Nobles de la Reina María Luisa, personaje importante ya que además de ser el nexo de unión entre ambas familias, era hermana de Francisca Muguiro y Cerragería, que, a su vez, se casó con su primo, Juan Muguiro y Casi. Ambos llevarían a cabo la construcción del Palacio de la Isla desde el 16 de enero de 1882 hasta su completa conclusión en diciembre de 1883.

El palacio de la familia Liniers fue mandado construir por Santiago de Liniers y fue edificado por el arquitecto Arturo Mélida, en la calle Lavadores, en 1879. Este personaje falleció el 12 de mayo de 1908.

Ya en 1881, Juan Muguiro y Casi había puesto en marcha sus planes de construcción del edificio. Para ello, el primer trámite fue la compra de una finca en el Paseo de la Isla cuya propietaria era María Urbana Rojo Ortiz, viuda y natural de Burgos. Una vez firmados los documentos de compraventa, el abogado de Juan Muguiro y Casi, Juan García Sierra, se dirigió al Ayuntamiento de Burgos para solicitar el permiso de construcción, que fue concedido por la Sección de Obras en 1882.

 

La familia Muguiro

El apellido Muguiro es de origen navarro. El 4 de abril de 1878 se concedió por real despacho el título de conde de Muguiro a Fermín Muguiro y Azcárate Iribarren y Suescun, acaudalado banquero madrileño perteneciente al consejo de administración del Banco Hipotecario de España. El ‘primer’ conde de Muguiro fue también diputado por la provincia de Madrid, diputado a Cortes por el distrito de Tudela (Navarra) en las legislaturas de 1876 y 1877, y senador del Reino por las provincias de Navarra y Toledo en 1877 y 1881.

De otra rama familiar también procedente de Navarra era Juan Muguiro y Casi, promotor de la edificación del Palacio de la Isla de Burgos.

La unión entre Juan Muguiro Iriarte y Benita Cerragería y Gallo-Alcántara, natural de Santander, dio lugar al nacimiento de Francisca Muguiro y Cerragería. Y del matrimonio entre Juan José Muguiro e Iriarte y María Antonia Casi y López, nació Juan Muguiro y Casi.

Juan Muguiro y Casi. (Colecc. part. Jaime Muguiro Ybarra)

Nacido en San Sebastián el 16 de junio de 1853 fue el quinto hijo de la familia. Estudió en la Facultad de Derecho de la Universidad Central entre los años 1869 y 1871 pero ejerció siempre como banquero. Casado con su prima hermana Francisca Muguiro y Cerragería, nacida en 1857, llegaron a formar una extensa familia compuesta por nueve hijos.

Fue nombrado ‘Gentilhombre de Cámara’ de Su Majestad el rey Alfonso XIII, el 22 de enero de 1892, por haber acogido en el Palacio de la Isla a sus Majestades y Altezas con ocasión de su visita a Burgos a raíz del accidente ferroviario de Quintanilleja sucedido el año anterior. Perteneció al Partido Conservador de Francisco Silvela y falleció el 14 de noviembre de 1917.

El periodo de la Restauración, época de referencia en la construcción del Palacio de la Isla, estuvo marcado por el reinado de Alfonso XII (1875-1885) y posterior de Alfonso XIII y la alternancia de los Partidos Conservador, de Cánovas, y Liberal, de Sagasta. En esta época, Burgos experimentó un gran desarrollo urbanístico, consecuencia del aumento de la población.

 

El Palacio de la Isla en 1902 (AMB, FC-3264)

 

El 16 de enero de 1881 comenzó la construcción del inmueble, aunque tuvo que esperar la construcción de los elementos exteriores como cocheras y cuadras, que se retrasaría algunos meses. A principios del mes de diciembre de 1883, las obras del Palacio de la Isla habían concluido. En 1884 se reanudaron las tareas de cerramiento de muros cuadras y cocheras.

 

 

 

 Miguel Ángel Muguiro

El tercer hijo de la familia Muguiro, Miguel Ángel, nació en 1880. Se casó en 1917 con María Guillamas Caro y falleció en 1954 sin descendencia.

Fue un distinguido diplomático que desempeñó cargos en Bogotá, Berna, Tokio, Berlín, Roma, Bucarest y Viena. En 1938 fue enviado a Budapest (Hungría), donde ejerció como ministro plenipotenciario de tercera clase, siendo declarado después cónsul general de Zurich en 1947.

Es destacable su actuación a favor de los judíos perseguidos por el gobierno pro-alemán de Mihlós Horthy. El diplomático echó mano de un antiguo decreto promulgado por Primo de Rivera en 1924, en virtud del cual todos aquellos que demostraran ser de origen sefardita obtendrían inmediatamente la nacionalidad española. Con esta vieja fórmula consiguió visado para muchos judíos y logró culminar su obra haciéndose cargo de un grupo de 500 niños cuyo destino era una cámara de gas de Polonia. La actuación de Muguiro permitió que se salvaran trasladándolos a Tánger, que en aquellos días gozaba de protección española.

Miguel Ángel Muguiro

Las autoridades  húngaras y alemanas se quejaron y presentaron una demanda a las autoridades españolas para que fuera relevado de su cargo. Muguiro fue cesado en ese mismo momento y su puesto fue ocupado por el secretario de Embajada que, como él, se había estado implicando personalmente en el salvamento de judíos perseguidos. Se llamaba Ángel Sanz-Briz, más tarde reconocido con el título de ‘Justo entre las Naciones’, junto con el diplomático sueco Raoul Wallenberg también destinado en Budapest, que fue el iniciador de esta acción salvadora. En 1940 fue condecorado en España con la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica.

Muguiro y otros diplomáticos españoles que como él ayudaron a los judíos a huir del Holocausto fueron rescatados del olvido en el año 2000, cuando el Ministerio de Asuntos Exteriores de España dedicó una página web a su memoria denominada Diplomáticos Españoles durante el Holocausto, siendo ministro de Asuntos Exteriores Abel Matutes. Posteriormente, en 2007, fueron homenajeados otra vez en una exposición titulada ‘Visados para la libertad’ organizada por la Casa Sefarad en Madrid.

 

 

La Familia Real

El 25 de noviembre de 1885 fallece el Rey Alfonso XII. Su hijo, Alfonso XIII, nacido en Madrid, el 17 de mayo de 1886, era demasiado joven para gobernar, de manera que, entre 1885 y 1902, su madre ejerció la regencia hasta que él cumplió la mayoría de edad (dieciséis años).

El 31 de mayo de 1906 se casó con la princesa británica Victoria Eugenia de Battenberg (1887–1969), hija del príncipe Enrique de Battenberg y la princesa Beatriz del Reino Unido. Trató de regenerar el país tras el desastre del 98, con la pérdida de las últimas colonias españolas (Cuba, Puerto Rico y Filipinas) y afrontó diversos problemas como las guerras de Marruecos, el movimiento obrero y el nacionalismo vasco y catalán.

Durante la I Guerra Mundial, España se mantuvo como país neutral favoreciendo la apertura de los mercados y el crecimiento económico, pero también tuvo que sufrir cierta agitación social, como la crisis de 1917, además de los problemas suscitados por el sindicalismo militar y las huelgas revolucionarias. El reajuste económico posterior a la I Guerra Mundial, los fracasos militares en Marruecos, las revueltas sociales y los problemas regionales aumentaron las dificultades internas y la debilidad de los gobiernos.

El general Primo de Rivera dirigió, con el apoyo del Rey, un golpe de Estado en 1923, instaurando una dictadura, que logró resultados como la conclusión de la guerra de Marruecos, el restablecimiento del orden público y un amplio desarrollo de la política de obras públicas. En 1930 el Rey trató de restaurar el orden constitucional, pero los partidos republicanos, socialistas y el nacionalismo se unieron contra la Monarquía en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931. El resultado electoral desembocó  en la proclamación de la II República. El Rey se vio obligado a exiliarse a Roma, donde vivió diez años, falleciendo el 28 de febrero de 1941.

 

La reina María Cristina con sus hijos en 1887

El Rey visitó diversas provincias españolas durante su reinado. Su primera visita a Burgos se produce a la temprana edad de cinco años, cuando acompañó a su madre, la Reina Regente María Cristina de Habsburgo (13 de octubre de 1891) y a las infantas María de las Mercedes y María Teresa a visitar a los heridos y a la misa de Réquiem oficiada en la Catedral de Burgos por las víctimas del accedente ferroviario de Quintanilleja ocurrido el 23 de septiembre de 1891. Durante su estancia en la capital burgalesa, la Familia Real se instaló en el Palacio de la Isla de Burgos.   

La noche del 23 de septiembre se produjo un grave accidente ferroviario entre las estaciones de Burgos y Quintanilleja al colisionar el tren expreso que procedía de San Sebastián con el tren mixto que procedía en dirección contraria. La heroica conducta del maquinista del tren mixto, Pedro Jaca, salvó la vida de los pasajeros al frenar violentamente haciendo que se apeasen todos los viajeros quedando él en su puesto frente a una muerte inevitable y espantosa. El balance del siniestro fue de 15 muertos y 25 heridos, todos del tren expreso, salvo el maquinista del mixto.

El inspector jefe de los reales palacios, el conde de Sepúlveda, se desplazó desde Burgos a San Sebastián con objeto de disponer lo necesario para el alojamiento de sus Majestades y Altezas en la capital burgalesa. Acompañado por los representantes de la Diputación y el Ayuntamiento de Burgos visitaron determinados edificios públicos donde pudiera hospedarse la Familia Real, sin encontrar ninguno que resultara adecuado a este fin.

Santiago de Liniers puso esta situación en conocimiento de su cuñado, Juan Muguiro, propietario del recién construido Palacio de la Isla, la propuesta de alojamiento de la Familia Real, que recibió el visto bueno del conde de Sepúlveda. Así, el ‘hotel’ del Paseo de la Isla se convertiría en residencia de la Familia Real durante su estancia en Burgos mientras que la familia Muguiro se trasladaba a la vivienda de sus familiares, los condes de Liniers, donde también se alojó parte de la escolta real, entre ellos el duque de Sotomayor, jefe superior de Palacio.

Los medios informativos nacionales, acompañados de Francisca Muguiro, pudieron examinar todas las dependencias y ver las habitaciones que se destinarían a la Reina y sus hijos, colocadas en la planta principal, en comunicación una con otras. La prensa nacional reflejó las excelencias de la vivienda elegida para alojar a la Familia Real en su estancia en Burgos. La prensa local también se hizo eco del protocolo de esta visita, llegando a concretar el programa de la Familia Real en su visita a la ciudad.

La Reina y los demás miembros de la Familia Real llegaron a la ciudad el 12 de octubre en tren. El trayecto desde la estación de ferrocarril a la Catedral se efectuó a través del Paseo de la Estación, siguiendo por la calle de la Mercedes, el Espolón Nuevo, el puente de San Pablo, el Paseo del Espolón y el Arco de Santa María. A su llegada a la Catedral fueron recibidos por el arzobispo, el capitán general y el gobernador civil, y a continuación se cantó un solemne Te Deum.

Posteriormente se ofreció una recepción en el Palacio provincial de la Diputación de Burgos, donde fueron recibidos por los senadores y diputados a Cortes de la provincia, el presidente de la Diputación, así como varios diputados y la Audiencia en pleno.   

Poco después, la Familia Real se retiró a descansar al Palacio de la Isla, donde fueron recibidos por las respectivas familias Muguiro y Liniers. La familia gastó 6.000 reales en adornos florales de la estancia regia, con abundancia de violetas, la flor preferida de la Reina. En el piso bajo se había instalado el despacho de la Reina, la biblioteca, el comedor y el salón de recepciones, y en el piso principal los dormitorios.

La Reina escuchó misa el 13 de octubre en la Catedral, y después pudo visitar a los heridos en el accidente ferroviario que se encontraban en el Hospital Militar y en el Hospital de San Juan y Hospicio de Barrantes. La jornada incluyó también una visita a la Casa Consistorial, a la Cartuja y a Las Huelgas. Posteriormente, tuvo la oportunidad de visitar a algunos heridos ilustres alojados en los hoteles París y Monín, y recibir a la viuda e hija del maquinista fallecido en el accidente. A media tarde, después de almorzar con sus anfitriones, se retiraron a descansar al Palacio de la Isla y al día siguiente, a primera hora, se montaron en el tren real con destino a Madrid. La estancia en el Palacio de la Isla quedó recogida en una lápida ubicada a la entrada del inmueble, que recordaba su paso por la capital burgalesa.

La Reina, profundamente agradecida por el trato dispensado, regaló a doña Francisca Muguiro una pulsera formada por tres aros de brillantes, zafiros y esmeraldas. A don Juan Muguiro le concedió el título de ‘Gentilhombre de Cámara’.

 

 

Francisco Franco

 

Nació en Ferrol el 4 de diciembre de 1892. En 1907, con catorce años, comenzó una meteórica carrera militar que culminó con su nombramiento como teniente coronel por el general Sanjurjo por su labor militar desplegada en Melilla

Antes de abandonar Marruecos, el 11 de enero de 1923, el comandante general de Melilla impuso a Franco la ‘Medalla Militar Individual’ en una ceremonia en la que estaban presentes las tres banderas de la Legión. Cuando regresa a la península para incorporarse de nuevo a su antiguo regimiento en Oviedo, Franco había dejado de ser un militar anónimo para convertirse en un héroe que aparecía en los titulares de un sector de la prensa. El 13 de octubre de ese mismo año contrajo matrimonio con Carmen Polo.

Franco y su esposa en el Palacio de la Isla. 1964. (Archivo Fotográfico Fede)

En medio de un régimen político democrático incapaz de mejorar la situación del país, no tardaron en escucharse voces que reclamaban una inmediata regeneración del sistema. De este modo, el 13 de septiembre de 1923, el general Primo de Rivera promovió un golpe de Estado, que desembocó en una dictadura que duraría hasta 1930. En 1931 se proclamaba la II República Española.

La República, heredera del legado liberal decimonónico y de las tendencias democráticas y al compás de las nuevas filosofías socializantes, pretendió introducir en España un sistema político similar al de otros países democráticos precisamente cuando las circunstancias internacionales no eran las más propicias y cuando el atraso cultural y político y la tensión social hacían inviable, al menos a corto plazo, la consolidación del proyecto.

La sublevación militar supuso una ruptura traumática del orden constitucional y representó también la introducción de una nueva ideología y estructura del Estado, además de una justificación a esa rebelión. Frente al caos social, el materialismo ateo y la inminente revolución marxista, se oponía la Cruzada de liberación nacional, legitimada por la propia causa: la salvación de la patria en trance de caer al abismo. El siguiente paso exigía justificar los medios y los métodos represivos ante las resistencias sociales y políticas que se oponían a este empeño. Los rebeldes se constituían así en eje de la legalidad y condenaban por rebelión a los que no se habían revelado.

Si bien Franco no simpatizó con la República, sí lo hizo con el gobierno derechista instaurado tras las elecciones de 1933. Sin embargo, la corrupción de este gobierno quedó patente años más tarde y las elecciones de 1936 dieron la victoria al Frente Popular, coalición de partidos de izquierda. Ante esta situación, Franco vio su oportunidad de poder encabezar un golpe militar que acabaría desembocando en la Guerra Civil (1936-1939) y en el establecimiento de un régimen que se prolongó hasta 1975, año de su muerte.

Palacio de la Isla. Despacho de Franco. (Archivo Fotográfico Villafranca)

Durante la Guerra Civil (1936-1939), el Palacio de la Isla se convirtió en la residencia del caudillo. En la planta baja estaba instalados los despachos del ‘Generalísimo’ y de sus ayudantes, una sala de espera, el comedor y los servicios de la casa.

En la primera planta estaban situadas las habitaciones de la familia Franco, los cuartos de vestir, un cuarto de estar y el baño. En la parte superior, tenía sus oficinas el Estado Mayor. Vivió en el Palacio de la Isla desde el 10 de agosto de 1937 hasta el 18 de octubre de 1939, junto a su familia y la familia de su cuñado, Ramón Serrano Súñer, casado con Zita Polo Martínez-Valdés. Ambos matrimonios residían en el Palacio de la Isla; la familia Franco se instaló en la parte sur y la familia Serrano Suñer en dependencias del extremo norte en el mismo piso.

Cuando concluyó la Guerra Civil, la familia Franco se mudó a Madrid, donde tenía su residencia habitual. Fue entonces cuando el Ayuntamiento y la Diputación Provincial de Burgos, instituciones que habían adquirido el Palacio de la viuda de Muguiro el 5 de junio de 1939, quisieron obsequiarle a Franco con el edificio donde había residido los dos últimos años de la Guerra Civil. Franco declinó la oferta y finalmente se resolvió que la finca sirviera como residencia eventual de sus estancias en Burgos, que fueron frecuentes hasta 1972. Franco falleció en Madrid el 20 de noviembre de 1975.

 

 

Ramón Serrano Súñer

Ramón Serrano Súñer nació el 12 de septiembre de 1901 en Cartagena y se casó con Zita Polo, hermana de Carmen Polo esposa de Francisco Franco, circunstancia por la que popularmente se le conoció como el ‘cuñadísimo’. Fue uno de los máximos exponentes del régimen franquista.

Entre 1938 y 1942 fue ministro de la Gobernación y de Asuntos Exteriores, así como presidente de la Junta Política de la Falange Española Tradicionalista y de las JONS. También estuvo tras la fundación de la ONCE y la Agencia EFE.

El 1 de septiembre de 1939 se produjo el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Serrano Súñer se mostró en desacuerdo con la posición neutral de España ante el conflicto bélico. El 23 de octubre de ese año se celebró en Hendaya, en la frontera con Francia, la entrevista entre Franco y Hitler para negociar la posible entrada de España en este conflicto, extremo que no se llegó a concretar quedando España así fuera de la contienda internacional.

Ramón Serrano Súñer

 

En octubre de 1940, Serrano Súñer se vio obligado a ceder el Ministerio de la Gobernación al coronel Valentín Galarza y asumió la titularidad del Ministerio de Asuntos Exteriores, con un evidente desgaste político. Serrano Súñer era partidario de la implicación de España en la II Guerra Mundial.

El 21 de junio de 1941, Hitler  viola el pacto de amistad con Moscú y lanza 200 divisiones contra la Unión Soviética.  Como ministro de Asuntos Exteriores, el 24 de junio, Serrano Súñer pronunció, desde un balcón de la Secretaría General del Movimiento, situado en la madrileña calle Alcalá, el famoso discurso:

 

 

“¡Rusia es culpable! Culpable de nuestra guerra civil. Culpable de la muerte de José Antonio, nuestro fundador, y de la muerte de tantos camaradas y tantos soldados caídos en aquella guerra por la agresión del comunismo. El exterminio de Rusia es una exigencia de la historia y del porvenir de Europa.”

Tal discurso provocó un gran revuelo entre la población española y dentro del partido, de manera que tras lo sucedido, su influencia dentro del aparato acabó disminuyendo drásticamente, aunque Franco se negaba a cesarle de sus funciones. Tras aquel discurso, grupos de manifestantes se dirigieron a la sede de la Embajada Británica en Madrid y empezaron a apedrearla, dando gritos contra Rusia. Y el mismo día en que se produjo la invasión alemana de la URRS se promovió la constitución de la ‘División Azul’, que se desplazaría a los frentes rusos al mando del general Agustín Muñoz Grandes.

En ese contexto de tensión política, el atentado contra la Basílica de Nuestra Señora de Begoña (en Bilbao), el 15 de agosto de 1942, por parte de un grupo de falangistas, fue considerado como un ataque al estamento militar. El ministro de la Gobernación y  subsecretario de Presidencia, Luis Carrero Blanco, instó a Franco a que cesara a Serrano Súñer. Finalmente, el 3 de, septiembre de 1942 fue apartado del Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Presidencia de la Junta Política de la Falange Española Tradicionalista y de las JONS. A partir de entonces las relaciones familiares entre Franco y Serrano y sus respectivas familias se enfriaron notablemente. Falleció en Madrid el 1 de septiembre de 2003.