*Fuente: «Historia del Palacio de la Isla de Burgos (1883-2010)» de Isaac Rilova Pérez

 

ETAPAS DEL PALACIO DE  LA ISLA*

El Palacio de la Isla, residencia estival de la familia Muguiro

En 1833, Burgos había alcanzado la categoría de capital provincial, merced a la división provincial que llevó a cabo el  ministro de Fomento, Javier de Burgos. En ese periodo es cuando se construye el Palacio de la Diputación Provincial y se adjudica a Burgos una Audiencia Territorial.

Plano de Burgos a comienzos del siglo XX (Colecc. Carlos Sainz Varona)

En el plano militar, se creó en Burgos en 1837 una Comandancia General, que años más tarde se convertiría en la Capitanía General y cuyo alto mando quedó instalado en la Casa del Cordón en 1846. Como consecuencia, llegó a Burgos un elevado número de funcionarios civiles y militares. El nuevo ferrocarril y la incipiente industrialización fueron factores que favorecieron la llegada de peones, jornaleros y criados que contribuyeron a incrementar de forma considerable la población de la ciudad.

En esa época destaca también el derribo de la muralla inmediata a la puerta de Santa María, que daría origen a la calle de la Isla, llamada así porque quedaba entre el río Arlanzón y el cauce de un molino, cubierto en la actualidad.

El tradicional frío de Burgos durante los meses de invierno contrasta con las suaves temperaturas que se registran durante los meses de verano. Esta circunstancia climatológica resultó cruciales a la hora de favorecer que muchas personas, sobre todo de Madrid, decidieran dar el paso de instalarse en Burgos durante los meses de  primavera y verano. Personajes procedentes de Madrid como Mariano Tomás de Liniers y Sarratea y Juan José Muguiro consideraron que Burgos resultaba una ciudad apropiada para pasar las temporadas estivales y decidieron adquirir varias propiedades. Así, Mariano Tomás de Liniers y Sarratea compró terrenos en las ‘Huertas de San Pedro’ y Juan José Muguiro adquirió el convento de San Francisco y la ‘Huerta de la Trinidad’.

Las familias Liniers y Muguiro, emparentadas entre sí, fueron el perfecto ejemplo de asentamiento en la capital burgalesa de la burguesía madrileña acomodada, a la que se agrega otra familia afín que es la de Don Juan Muguiro y Casi. La construcción entre 1879 y 1883 de las casas-palacio de las familias Liniers y Muguiro en el Paseo de la Isla marcó el comienzo de la utilización de los espacios verdes de la ciudad para la construcción futura de viviendas y hoteles. Santiago Liniers y Gallo-Alcántara, I conde de Liniers, sería el promotor de la  construcción del palacio de la familia Liniers en la calle Lavadores, en 1879. En cuanto a la familia Muguiro, fue Juan Muguiro y Casi quien levantó el Palacio de la Isla entre 1882 y 1883.

 

Palacio de la Isla. Acceso. (AMB., 18-342)

 

En 1881 Juan Muguiro y Casi concreta sus planes. Su primer paso para la edificación del palacio fue la compra de una finca en el Paseo de la Isla cuya propietaria era María Urbana Rojo Ortiz, viuda y natural de Burgos. Una vez firmados los documentos de compraventa, el apoderado de Juan Muguiro, Juan García Sierra, se dirigió el 10 de enero de 1882 al Ayuntamiento de Burgos para solicitar el correspondiente permiso de construcción.

 

Palacio de la Isla. Fachada Principal. (AMB., AD-609/5)

 

La respuesta municipal no se hizo esperar y unos días después, el 16 de enero, el pleno del Ayuntamiento de Burgos concede a Juan Muguiro y Casi la preceptiva autorización municipal para la edificación que planea construir en la huerta adquirida en el Paseo de la Isla. Ese mismo día comenzaría la alineación definitiva del trazado previsto. Desde esa fecha hasta el 6 de septiembre de 1883 –fecha en la que se presenta a aprobación del proyecto de cuadras, cocheras y cerramientos- se lleva a cabo la construcción del edificio. La edificación de los elementos exteriores -cocheras y cuadras- se retrasa algunos meses más. A principios del mes de diciembre de 1883, las obras del Palacio de la Isla habían concluido. En 1884 se reanudan las obras de cerramiento de muros cuadras y cocheras.

 

 

Francisco Franco en el Palacio de la Isla durante la Guerra Civil (1936-1939)

El Palacio de la Isla fue Cuartel General y residencia de Franco, nombrado Generalísimo (Salamanca, 21 de septiembre de 1936) y Jefe del Gobierno y del Estado (28 de septiembre), desde el 19 de agosto de 1937, un mes después de que sus tropas tomasen Bilbao, hasta el 18 de octubre de 1939. En su despacho, ubicado en la planta baja del Palacio de la Isla, firmó el último parte de la Guerra Civil (1 de abril de 1939). 

Palacio de la Isla. Lápidas conmemorativas (Archivo Fotográfico FAE)

Durante la Guerra Civil, la familia Franco se estableció en el Palacio de la Isla, lugar desde el que dirigió la contienda, pero tras su finalización en 1939, acabó regresando a Madrid junto a su familia.

El Ayuntamiento y la Diputación de Burgos compraron a doña María Francisca Muguiro y Cerragería el edificio con la idea de obsequiarle al general y de que sirviera de residencia al Jefe del Estado durante sus estancias en Burgos. La prensa de la época da la noticia y anuncia que “el despacho de trabajo se conservará en idéntica situación a la que hoy tiene”. De su estancia en el Palacio de la Isla quedaba testimonio grabado en sendas lápidas fijadas a ambos lados sobre el dintel de la puerta de entrada, con inscripciones en latín y en castellano. Franco regresaría posteriormente a Burgos prácticamente todos los años coincidiendo con los meses de verano hasta 1972.

 

El Palacio de la Isla, ¿Museo de la Victoria?

Trasladado Franco a Madrid y finalizada la Guerra Civil, siguió adelante la propuesta de convertir el Palacio de la Isla en un ‘Museo de la Victoria’, proyecto para el que llegaron a solicitarse y recogerse muchos símbolos y recuerdos del conflicto bélico. Se pidió a los alcaldes de lugares donde se produjeron hechos relevantes relacionados con la guerra el envío de sillares, piedras, restos de columnas u otros objetos.

De Toledo se solicitó algún resto del Alcázar; de Madrid, de los cuarteles de la Montaña; de Gijón, del cuartel de Simancas; de Córdoba, de Santa María de la Cabeza; también se solicita de Brunete, Belchite, Huesca, Seminario de Teruel, Somosierra, Alto del León, pueblos de la orilla del Ebro, cinturón de hierro de Bilbao, La Lora, Espinosa de los Monteros, El Escudo, Badajoz, Oviedo… El proyecto de ‘Museo de la Victoria’ no saldría finalmente adelante a pesar de que muchos de los objetos solicitados si llegaron a Burgos. Muchos de ellos acabaron diseminados por los jardines como adorno y recuerdo.    

 

Franco a su llegada al Palacio de la Isla.1947. (Archivo Fotográfico Fede)

 

El Palacio de la Isla: De la posguerra a la etapa democrática (1940-1975)

Transcurridos poco más de tres meses de la partida definitiva de Franco a Madrid, el 27 de abril de 1940 se dan los primeros pasos para el acondicionamiento de la residencia del general y se ordena que sean llevados muebles y efectos al Palacio de la Isla, habiendo de proporcionar el Ayuntamiento en contrapartida otra remesa de mobiliario a los domicilios de Francisca Muguiro y sus descendientes por tener que ceder los de su propiedad para amueblar aquella instalación.

Entre 1940 y 1960 transcurren dos décadas en las que el régimen franquista se caracteriza en líneas generales por una política definida por la represión, la autarquía y el inmovilismo. La reconstrucción del país, enormemente afectado en sus infraestructuras productivas por los desastres de la guerra, se tradujo en la práctica en  unos primeros años de restricciones en los abastecimientos, de racionamiento de los alimentos básicos y de fomento del mercado negro o del estraperlo.

En los años posteriores Franco volvió con frecuencia a Burgos durante la época estival, coincidiendo en ocasiones con distintos acontecimientos e inauguraciones.

En 1941 Franco realizó la primera visita estival a Burgos. Autoridades y representantes de instituciones locales acudieron a recibirle al Palacio de la Isla, donde estaba formada una compañía del Regimiento de Infantería nº 22 con bandera, banda y música, encargada de rendirle los honores de ordenanza. 

En 1943 regresó de nuevo al Palacio de la Isla el 4 de septiembre para asistir al Milenario de Castilla, efeméride que se celebró entre los días 5 y 12 de septiembre, acto que tendría como ‘reina’ a Carmencita, su hija. El secretario general del Movimiento y los ministros de Educación Nacional, Asuntos Exteriores, Trabajo, Justicia y Gobernación, se acercaron a la ciudad para asistir a esta conmemoración. También acudieron los obispos de Córdoba, Segovia y Vitoria, el nuncio de Su Santidad y los diez gobernadores civiles pertenecientes a las provincias de la Castilla histórica.

En 1945 volvió en su acostumbrada cita anual el 14 de marzo haciendo parada en su trayecto hasta San Sebastián. En esta ocasión no hubo inauguraciones ni homenajes. Franco se limitó a almorzar y continuó su viaje. A su regreso hacia Madrid, el 23 de septiembre haría noche en el Palacio de la Isla. Allí le rindieron honores militares y fue agasajado por autoridades y representaciones burgaleses.

En 1946 Franco regresó a Burgos el 30 de julio y pernoctó en el Palacio de la Isla. Durante este viaje, visitó la Barriada Yagüe, acudió a la Ciudad Deportiva Militar y clausuró la Exposición Misional. El 29 de septiembre acudió por segunda vez para presidir el ‘X aniversario de la exaltación de Franco a la Jefatura del Estado’. 

En 1947 regresó a la capital burgalesa el 1 de septiembre para presidir el día siguiente un Consejo de Ministros que se celebró en el Palacio de la Isla. Durante esos días llegaron también los ministros que formaban parte del equipo gubernamental. 

En 1948 Franco acudió de nuevo a Burgos. El 21 de agosto llegó al Palacio de la Isla y al día siguiente clausuró los ‘IV Juegos Nacionales’ del Frente de Juventudes celebrados en la Ciudad Deportiva Militar.

En 1949 llegó acompañado de su familia la noche del 28 de julio. Al día siguiente, presidió la bendición e inauguración de la Cellophane Española. La ceremonia, oficiada por el arzobispo de Burgos, reunió a los ministros de Industria y del Ejército. Desde aquí, la familia Franco prosiguió viaje hasta San Sebastián.  

En 1950 Franco regresó de nuevo en verano. El 31 de julio protagonizó un acto de carácter religioso como fue la inauguración del Seminario de Misiones Extranjeras.

En 1951 Franco estuvo de vuelta. En la jornada del 4 de agosto visitó a primera hora de la mañana el Monasterio de Cardeña, el recinto de la Ciudad Deportiva Militar Juan Yagüe y también las barriadas Manuel Yllera y Juan Yagüe.

En 1952 Franco volvió a la provincia de Burgos. En esta ocasión, inauguró el 6 de agosto el pantano del Ebro.

En 1953 Franco acudió para inaugurar la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, el grupo escolar conmemorativo ‘Generalísimo Franco’ y visitar las Escuelas Técnico-Profesionales ‘Padre Aramburu’.

En 1954 regresó a la ciudad. El 27 de julio llegó acompañado de su esposa, Carmen Polo, y del ministro de Obras Públicas, Conde de Vallellano. Tras pernoctar en el Palacio de la Isla, Franco permaneció toda la mañana en su despacho. Carmen Polo recibió a sus nietos y acudió al Palacio de Castilfalé para expresar sus condolencias a la condesa, por la muerte de su hermana, la condesa de Montesclaros.

En 1955 regresó para presidir el 23 de julio la inauguración oficial del monumento al Cid Campeador y el conjunto monumental del puente de San Pablo.

En 1956 su visita a Burgos se celebró el 28 de julio. Acompañado de su esposa, su hija, la marquesa de Villaverde y de sus nietos, transcurre en familia el resto de la jornada. Al día siguiente, procedió a la inauguración del servicio telefónico en 28 pueblos de la provincia mediante una conexión especial y simultánea que la Compañía Telefónica había establecido con los centros y locutorios que se ponían en funcionamiento

En 1957 regresó para inaugurar las viviendas de los Vadillos, donde se había levantado un grupo de 318 viviendas de protección oficial.

En 1958 volvió el 25 de julio. Al día siguiente impuso al arzobispo Luciano Pérez Platero las insignias de la Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden de Carlos III.

En 1959, el 30 de julio, llegó de nuevo a la ciudad acompañado de su familia. Después de oír misa en el Palacio de la Isla acude al parque de San Miguel para proceder a la inauguración del depósito y nuevo abastecimiento de aguas  de la ciudad.  

 

Palacio de la Isla, foto previa al Consejo de Ministros. 1947. (Archivo Fotográfico Fede)

 

Desde 1960, con el Plan de Estabilización se comenzó una época de apertura política y cambios sociales que supone la liberalización de la economía, el fin de la autarquía y la reducción del intervencionismo del Estado. Son los años del plan de estabilización y del desarrollo económico a nivel nacional.

Entre 1960 y 1972, Franco aprovechó sus habituales visitas veraniegas a Burgos para llevar a cabo en la capital y en la provincia distintas actuaciones protocolarias, especialmente inauguraciones.

En 1960 Franco regresó a Burgos el 24 de julio. Durante su visita aprovechó para inaugurar varios bloques de viviendas en la Barriada Inmaculada y la residencia sanitaria General Yagüe.

En 1961 realizó dos visitas a la ciudad. El 21 de julio acudió con su familia al Palacio de la Isla. Una segunda visita más solemne se concretó el 1 de octubre, cuando se celebró  en Burgos el XXV Aniversario de la proclamación de Franco en la Jefatura del Estado. Ese mismo viaje fue aprovechado para inaugurar en las cercanías de Ameyugo el ‘Monumento al Pastor’, del escultor Víctor de los Ríos. De regreso a la capital burgalesa recibió en audiencia en el Palacio de la Isla al Consejo del Reino. Al día siguiente, en la Catedral asistió a un solemne Te Deum y a una recepción en el salón del trono de Capitanía.

En agradecimiento a la ciudad, el 12 de octubre se publicó el decreto por el cual Burgos pasa a ostentar el título de ‘Capital de la Cruzada Nacional’. Dicho título fue solicitado por el alcalde, Honorato Martín Cobos, y concedido durante el Consejo de ministros que Franco presidió el 2 de octubre en el convento de las Salesas de Burgos.   

En 1962 regresó el 16 de septiembre. Fue recibido por las autoridades burgalesas, pernoctando en el Palacio de la Isla y regresando a Madrid al día siguiente.

En 1963 acudió el 27 de julio al Palacio de la Isla. En esta ocasión, su visita obedeció a la inauguración del servicio telefónico a 247 pueblos de la provincia.

En 1964 su visita respondió a un objetivo político: conmemorar los XXV años de paz. El 27 de julio presidió en la Catedral un solemne Te Deum. El 30 de enero un decreto de la Presidencia del Gobierno confirmó la concesión a Burgos de un ‘Polo de Desarrollo Industrial’. Ese año, Franco será homenajeado durante su visita veraniega a la ciudad.

En 1965 llegó a Burgos en una breve visita el 18 de septiembre. Tras almorzar en el Palacio de la Isla regresó de vuelta a Madrid.

En 1966 regresó en una breve visita el 20 de septiembre, acompañado en esta ocasión por sus nietos.

En 1967 volvió, también el 20 de septiembre. Las autoridades burgalesas le recibieron en el Palacio de la Isla y regresó a Madrid unas horas después.

En 1968 se desplazó de nuevo a Burgos. El 4 de julio llegó acompañado de su esposa y seis ministros para proceder a la inauguración del ferrocarril directo Madrid-Burgos. Al día siguiente inició su agenda de inauguraciones en la nueva Escuela Profesional del Padre Aramburu. En su visita a la Escuela de Arquitectos Técnicos da por inaugurado el Polo de Desarrollo Industrial y visita las instalaciones de Firestone España. En la misma jornada visitó una exposición montada en el Palacio de los Condestables de Castilla (Casa del Cordón). El 24 de septiembre visitaría de nuevo Burgos durante unas horas.

En 1969, Franco regresó el 23 de septiembre. Llegó procedente de San Sebastián, haciendo en Burgos una escala en su recorrido hasta Madrid.

En 1970 realizó una visita esporádica al Palacio de la Isla. El 19 de septiembre compartió en la ciudad unas horas con las autoridades burgalesas.

En 1971, Franco y su esposa visitaron Burgos el 21 de septiembre. Durante esta visita se cerró el ciclo de inauguraciones con la puesta en marcha de la central ‘atómica’ de Santa María de Garoña.    

En 1972 acudió por última vez a Burgos. El 21 de septiembre llegó al Palacio de la Isla, donde almorzó con el ministro de Gobernación y las autoridades burgalesas, prosiguiendo viaje a Madrid. Es la última vez que visitó Burgos y su residencia durante la Guerra Civil.     

 

Cesión a Patrimonio Nacional

En 1961 se inician las gestiones encaminadas a la cesión del inmueble a Patrimonio Nacional, gestiones que se materializaron definitivamente el 16 de marzo de 1964. El Ayuntamiento de Burgos y la Diputación de Burgos habían adquirido por escritura firmada el 15 de junio de 1939 la compra de la finca con la finalidad de hacer una donación al general Franco. Se pactó igualmente que la compraventa quedara sin efecto si dicha cesión no era aceptada. En una segunda escritura de misma fecha se formalizó tal donación condicionándose a la aceptación expresa del donatario. Franco, tras expresar su agradecimiento, había manifestado su deseo de que el Palacio de la Isla fuese adquirido por las dos corporaciones como monumento histórico para que se conservase sin modificación sustancial alguna.

Siguiendo esta indicación, la Diputación y el Ayuntamiento decidieron dejar sin efecto la escritura primitiva de compraventa y la de donación de igual fecha y otorgar una nueva escritura de compraventa que se realizó el 30 de octubre de 1939, estipulándose un precio de 821.025,22 pesetas, en el que se incluía el mobiliario. Esta escritura recogía las normas a las que habría que ajustarse el condominio de las que destacan tres.

‘Que servirá de residencia de S.E. el Jefe del Estado y ‘Generalísimo’ de los Ejércitos Nacionales y de otras personalidades en sus estancias en Burgos.

‘Que se conservarán en el actual estado, y a título de recuerdo de los años en que el ‘Caudillo’ residió en la finca, su despacho de trabajo y las habitaciones familiares’.

‘Que este Palacio-Museo podrá ser visitado por todos los españoles’.

Teniendo en cuenta estos supuestos y lo gravosos que representaba para Diputación y Ayuntamiento el mantenimiento del inmueble para fines ajenos a los específicos de ambas instituciones, éstas optaron por cederlo a Patrimonio Nacional para que este organismo asumiera los gastos de conservación del inmueble. Para darle efectividad, se designó una comisión mixta de Ayuntamiento y Diputación que redactó unas bases para la cesión, aprobadas por ambas instituciones, y remitidas posteriormente al Ministerio de Gobernación. El 15 de marzo de 1964, el alcalde de Burgos, Honorato Martín Cobos y el presidente de la Diputación provincial, Fernando Dancausa de Miguel, firmaron las escrituras de cesión al Patrimonio Nacional del Palacio de la Isla.

Las bases de la cesión establecían también el proyecto de convertir el inmueble en ‘Museo de la Cruzada’ y estaba previsto que albergara objetos personales de Franco, diversos trofeos, libros y archivos vinculados a la Guerra civil. 

En la etapa democrática, tanto el Ayuntamiento como la Diputación de Burgos tomaron conciencia de que finalmente el Palacio de la Isla no acabó convertido en un museo visitable. Apremiadas ambas instituciones por la necesidad de dotar de un inmueble conveniente para acoger al nuevo Consejo General de Castilla y León, instalado de forma provisional en Burgos, se tomó el acuerdo de solicitar a Patrimonio Nacional la reversión del inmueble.

 

El Palacio de la Isla en la etapa preautonómica (1978-1983)

Palacio de la Isla. Reunión del Consejo General de Castilla y León. 11 de enero de 1983. (Archivo Fotográfico Villafranca)

Tras la muerte de Franco en 1975, Juan Carlos I fue proclamado Rey en un contexto político de gran incertidumbre. Muchos pensaban todavía que la etapa que se abría sería una continuación del franquismo sin Franco. El joven monarca se rodeó de un grupo de asesores, entre los que destacaba Torcuato Fernández-Miranda, que diseñaron un plan de cambio político que se denominó ‘reforma’. Se trataba de aplicar transformaciones controladas que terminaran en un sistema democrático desde las propias leyes del régimen franquista. 

El Gobierno Suárez, la Ley de Reforma Política y la salida de la clandestinidad de una oposición decidida a apoyar el proceso de transición que concluiría con la instauración de un régimen democrático, fueron factores determinantes a la hora de celebrar las primeras elecciones democráticas desde la Segunda República y en la firma de los Pactos de la Moncloa que permitieron afrontar las dificultades económicas de aquel momento (octubre de 1977).

El triunfo del referéndum de la Ley para la Reforma Política y la celebración de elecciones generales del 15 de junio de 1977 abrían la puerta a la llegada de una nueva etapa política: la de consolidación de las autonomías. El Real Decreto-Ley 20/1978 de 13 de junio aprobaba el Estatuto por el que se concedía el régimen preautonómico a Castila y León. El citado Real Decreto Ley da luz verde a la creación del Consejo General de Castilla y León, que tendrá carácter provisional en tanto se constituyan los órganos preautonómicos de Castila-León.

Este órgano se constituyó formalmente el 22 de julio de 1978 en Monzón de Campos (Palencia). Asistieron representantes –diputados y senadores- de ocho de las provincias afectadas y fue elegido presidente el diputado burgalés Juan Manuel Reol Tejada (UCD). El Consejo General de Castilla y León desarrolló su actividad desde 1978 hasta 1983, cuando entró en vigor el Estatuto de Autonomía.

Tuvo su sede provisional en la Diputación de Burgos y en el Palacio de la Isla y estuvo presidido por Juan Manuel Reol Tejada, entre 1978 y 1980; por José Manuel García Verdugo (UCD), entre 1981 y 1983 y finalmente por Demetrio Madrid López (PSOE), en cuyo mandato el Gobierno regional se trasladó a Fuensaldaña (Valladolid). El proceso autonómico no fue sencillo en Castilla y León. Hubo manifestaciones para que León fuera una comunidad uniprovincial y lo mismo sucedió con Segovia, provincia que acabó incorporándose a la región de Castilla y León junto con las otras ocho provincias que integran Castilla y León. Las provincias de Logroño y Santander se quedaban fuera de este proceso.

En León, mientras tanto, se aprobaba el 22 de noviembre de 1980 la reforma de la estructura interna del Consejo General de Castilla y León y se tomaban medidas para que los funcionarios dispersos en diversas consejerías se trasladasen a Burgos de forma provisional para ubicarse en los despachos cedidos por la Diputación de Burgos, en tanto se disponía otro escenario que sirviera de sede. Desde septiembre de 1980, la Diputación provincial de Burgos había estado realizando gestiones para encontrar una sede adecuada al Ejecutivo preautonómico.

Finalmente, el lugar elegido es el Palacio de la Isla. La falta de espacio en el Palacio de la Diputación Provincial de Burgos había llevado a los responsables del organismo a examinar lugares más adecuados para agrupar el embrión de la futura administración autonómica, que contaba en se momento con 130 funcionarios. El Palacio de la Isla se convirtió en aquel momento en la solución más idónea.  

No obstante, para que el inmueble pudiera ser utilizado por el ente preautonómico, era necesario solicitar la devolución a su propietario, Patrimonio Nacional. El proceso de reversión al Ayuntamiento y a la Diputación de Burgos fue prologando y no exento de dificultades. Teniendo en cuenta los antecedentes y las nuevas necesidades, el 13 de diciembre de 1979, ambas instituciones pretendían conocer la posibilidad de recuperar la propiedad del inmueble que había sido objeto de cesión gratuita.

La Diputación de Burgos y el Ayuntamiento entendían que Patrimonio Nacional no había cumplido con la condición estipulada en el acuerdo de cesión de convertir el Palacio de la Isla en un museo. Por lo tanto, la posibilidad de reversión del inmueble, reconocida en el artículo 97 de la escritura de cesión suscrito con Patrimonio Nacional, abría la puerta a la posibilidad de recuperar la titularidad del edificio. Además del citado incumplimiento se daban razones de urgencia para disponer en el menor plazo de tiempo posible del Palacio de la Isla.

Juan Manuel Reol Tejada, presidente del Consejo General de Castilla y León había presentado el 22 de marzo de 1980 su renuncia por incompatibilidad de este cargo con la Secretaría de Política Territorial de su partido y por la falta de actuación de UCD en el proceso autonómico de la región, del que se desentendía la provincia de Segovia. Juan Manuel García-Verdugo y Candón era elegido su sucesor y urgía dar continuidad al proceso preautonómico en una sede digna.  

En este sentido, el alcalde de Burgos, José María Peña, dirigió una carta el 30 de abril de 1981 al ministro de la Presidencia del Gobierno solicitando la incoación del expediente que procediera para la reversión al patrimonio del municipio de la mitad pro indiviso que le corresponde en el inmueble Palacio de la Isla, abundando en los argumentos ya expuestos de cesión gratuita para residencia del anterior jefe del Estado y Museo Militar, fin este último que no se llegó a materializar. Esta actuación estaba encaminada a poder ceder su uso al Consejo General de Castilla y León, a fin de poderlo utilizar como sede provisional en Burgos.

Ante el retraso por parte de Patrimonio Nacional en dar respuesta a esta solicitud, la Presidencia del Consejo realizó gestiones enfocadas a la cesión de distintos espacios públicos de la ciudad como el Teatro Principal, que requería un largo periodo de adaptación, el Palacio de Saldañuela y la Casa del Cordón, de propiedad particular; y el Consulado del Mar, cuya adaptación hubiese requerido desmontar la Biblioteca de Castilla y León y desplazar la Academia de Dibujo. Todas estas opciones resultaron inviables, y la única opción posible en ese momento era recuperar el Palacio de la Isla para este fin. 

El retraso en el proceso de reversión del inmueble llevó al presidente del Consejo General de Castila y León a enviar una carta el 9 de abril de 1981 al consejero delegado de Patrimonio Nacional, explicando las contingencias en torno al inmueble desde su cesión en 1939 por las administraciones locales como residencia del Jefe del Estado y como museo, extremo que nunca se llegó a cumplir.

En ese escrito argumenta que la sede del Consejo General de Castilla y León se encuentra ubicada en Burgos, en dos despachos cedidos por la Diputación provincial y añade que el día 22 del mes en curso comienzan las actividades ejecutivas de este órgano, que carece de una sede apropiada y revestida de la dignidad que debe corresponder al Consejo General de Castilla y León. Al no haber dado resultado las gestiones emprendidas por la Diputación y el Ayuntamiento ante Patrimonio Nacional, será el nuevo Consejo General de Castilla y León quien solicite formalmente la cesión del uso del citado edificio para la instalación provisional de este Consejo en las condiciones que Patrimonio Nacional disponga por el plazo de dos años, en el caso de que no se decida la retrocesión a las corporaciones burgalesas.  

El 1 de junio se inician oficialmente los trámites de solicitud de reversión del Palacio de la Isla al Ayuntamiento y Diputación por parte del Patrimonio Nacional para cederlo en uso al Consejo General de Castilla y León. Se adjunta un acta notarial de cesión formada por el notario de Burgos Roberto Velasco Alonso, de 15 de marzo de 1964, por parte de las corporaciones de Burgos a favor de Patrimonio Nacional, que habían sido firmadas entonces por el alcalde de Burgos, Honorato Martín Cobo Lagüera, el presidente de la Diputación de Burgos, Fernando Dancausa de Miguel, y el gerente del Servicio de Patrimonio Nacional, Fernando Fuertes de Villavicencio.

Un Real Decreto de Presidencia de Gobierno, de 3 de agosto de 1981, autorizaba al Consejo de Administración de Patrimonio Nacional para otorgar escritura pública de reversión del Palacio de la Isla a favor de la Diputación Provincial y el Ayuntamiento de Burgos. Finalmente, el 16 de febrero de 1982, siendo alcalde José María Peña San Martín, y presidente de la Diputación Francisco Montoya Ramos, se recibe de la notaría madrileña de Fernando Monet y Antón la escritura de reversión.  

Mientras la presión social se mantiene en las calles y despachos para reforzar el apoyo que la ciudad está propiciando a la capitalidad y se prepara el camino para que se asiente en la capital burgalesa con carácter permanente, el Ayuntamiento y la Diputación de Burgos inician las obras para acondicionar el inmueble. Se acometen entonces las obras de alumbrado, la instalación de la calefacción y trabajos en el exterior, los jardines y también en la casa del guarda, ubicada a la entrada a la finca.  Se procede también a acondicionar el semisótano y se acondiciona el garaje y los aparcamientos del recinto.

 

Palacio de la Isla, sede provisional del Consejo General de Castilla y León

En abril de 1981, mientras se inicia la recuperación del edificio, la preautonomía castellano-leonesa encontraba en Burgos su capital y el Palacio de la Isla se convertía en sede del Ejecutivo autonómico. Los plenos del Consejo General de Castilla y León tuvieron carácter itinerante hasta el 6 de septiembre de 1981, cuando se concreta la ocupación definitiva del Palacio de la Isla.

El 30 de junio de 1978 se firma el decreto de preautonomía y la creación del Consejo General de Castilla y León. Días después -22 de julio- se constituyen en Monzón de Campos (Palencia) los dos órganos del Consejo: el Pleno y la Junta de Consejeros. Este Pleno eligió a Juan Manuel Reol Tejada como presidente y, tras celebrarse las primeras elecciones locales, cada una de las diputaciones designó a cuatro de sus miembros como representantes de ese órgano.

El primer Gobierno preautonómico estuvo formado por los consejeros de Agricultura, Educación, Industria, Sanidad, Seguridad Social, Comercio, Turismo, Trabajo, Patrimonio, Obras Públicas, Urbanismo y Vivienda, Administración Local, Justicia, Cultura y Economía y Hacienda.        

El pleno extraordinario del Consejo General de Castilla y León celebrado el 12 de julio de 1980 tuvo como único punto del orden del día la elección del nuevo presidente tras la dimisión voluntaria de Reol Tejada. La votación dio la victoria a José Manuel García Verdugo (UCD).

El 4 de abril de 1981 se nombraba en Ávila el Pleno del nuevo Consejo General de Castilla y León, presidido por García Verdugo, y también se aprobaba el nombramiento de los directores de departamento y de los titulares de las comisiones delegadas. La misma sesión plenaria dio el visto bueno a los nombramientos del secretario general y a cuatro directores de departamento.

La infraestructura administrativa existente en Burgos la componían dos auxiliares administrativos; un funcionario del Gobierno Civil y un auxiliar; un jefe de gabinete y un asesor jurídico. Todos estos funcionarios, instalados en el Palacio de la Isla, se encargaban de atender al Gabinete de Presidencia, la Secretaría General y el funcionamiento administrativo. Junto al despacho del presidente estaba la secretaría particular y en una oficina anexa llegaron a trabajar hasta catorce personas de forma simultánea.

Las obras de reforma iniciadas en el Palacio de la Isla para acoger el aparato administrativo coincidían en el tiempo con noticias que apuntaban a la elección de Tordesillas como futura capital de Castilla y León, propuesta que se había presentado en el anteproyecto de Estatuto discutido el 28 de junio de 1981 en Salamanca pero que no era una resolución firme ya que había varias candidaturas que optaban por conseguir la capitalidad. En Burgos se llegó a convocar una manifestación para reclamar la capitalidad de Castilla y León, que llegó a reunir más de 8.000 personas.    

El 6 de septiembre de 1981, con el edificio en fase de rehabilitación, el Consejo General de Castilla y León se instala de forma apresurada en el Palacio de la Isla y el personal administrativo abandona las dependencias provisionales cedidas en su momento en la Diputación de Burgos.

Sin embargo, el nuevo Ejecutivo castellanoyleonés está marcado por la inestabilidad y por un movimiento antiautonomista que se está gestando en capitales y municipios de León, Segovia y Burgos. Surgen los primeros procesos de desvinculación o no adhesión, que siguen aumentando de forma paulatina entre 1982 y 1983.

En la provincia de Burgos, el Ayuntamiento de Villadiego inicia un proceso de desanexión del Ente preautonómico. Lejos de apagarse, ese proceso continúa abierto y en enero de 1983 se elevan a trece los municipios de la provincia burgalesa que han iniciado los trámites para abandonar el nuevo Ente al entender que no responde a lo que aprobaron cuando decidieron adherirse. Los motivos que esgrimen es el deseo final de que Burgos ostente la capitalidad de la Comunidad y que ésta sea autónoma respecto a León.    

El 2 de marzo de 1983 se publica en el Boletín Oficial del Estado el Estatuto de Autonomía de Castilla y León, que fue aprobado el 25 de febrero por el Parlamento. Con el estatuto se aprobó también una ley orgánica para la integración de la provincia de Segovia en la Comunidad Autónoma de Castilla y León. La entrada en vigor del estatuto era el preludio de una nueva fase.

La primera reunión del Parlamento regional se celebró el 21 de mayo de 1983 en el convento de Santa Clara de Tordesillas. En este encuentro se constituyeron las Cortes y salió elegido Dionisio Llamazares. Poco después, accedió a la Presidencia Demetrio Madrid, que tomó posesión del cargo en el Palacio de la Isla el 3 de junio.   

Sin embargo, el 6 de julio de ese mismo año la Mesa de las Cortes de Castilla y León adoptó un acuerdo por mayoría referente a la ubicación provisional en el castillo de Fuensaldaña, a pocos kilómetros de Valladolid. Este acuerdo se adoptó en el Palacio de la Isla, ya que era donde estaba el despacho de su presidente. También aquí aparecen fechados sus acuerdos en los primeros boletines y se había recibido oficialmente el 28 de mayo a Su Majestad el Rey en su visita a la ciudad. 

El anuncio de traslado de las Cortes a Fuendaldaña provocó gran malestar en la ciudad. El alcalde de Burgos, José María Peña San Martín, el presidente de la Diputación provincial, Tomás Cortes Hernández, y el abogado José María Codón Fernández, presidente de la ‘Junta Pro-Burgos Cabeza de Castilla’, junto a otras personas, anunciaron su intención de presentar un recurso contra la propuesta hecha por la Mesa de las Cortes para fijar provisionalmente su sede en Fuensaldaña. El Palacio de la Isla deja de ser sede del Gobierno de Castilla y León tras el acuerdo de trasladar el Ejecutivo a ese antiguo colegio vallisoletano cedido por el Ayuntamiento.

Con las Cortes en Fuensaldaña y la Junta de Castilla y León en el colegio de la Asunción, se puede considerar que Valladolid es capital provisional de la Comunidad entre julio de 1983 y diciembre de 1987.

El traslado a Fuensaldaña contrasta con el anuncio hecho por Demetrio Madrid, señalando que seguirá siendo utilizado por el ente de la Comunidad Autónoma, pese a la reclamación hecha por escrito por las corporaciones local y provincial. Para las instituciones burgalesas, está fuera de duda la titularidad del Palacio de la Isla, así como el derecho que asiste al Ayuntamiento y la Diputación para solicitar la reversión, una vez que ha dejado de ser sede del Ejecutivo de Castilla y León.     

En este sentido, el Pleno del Ayuntamiento acordó, con el voto en contra de los concejales socialistas, enviar una notificación a la Junta de Castilla y León para que abandonara el edificio, advirtiendo que en el caso de que en el plazo de diez días no se hubiere efectuado se procedería a la ocupación material del inmueble y desalojo de los efectos correspondientes a la Junta. Curiosamente, el mismo día 2 de diciembre de 1983, cuando el Pleno del Consistorio burgalés había adoptado ese acuerdo de desahucio, la Junta de Castilla y León  anunciaba mediante un comunicado su intención de establecer en el Palacio de la Isla un Instituto de Administración Pública.

Después de un largo contencioso en el que fue necesaria la intervención de la magistratura, la Junta de Castilla y León devolvió al Ayuntamiento y la Diputación de Burgos las llaves del inmueble, a la vez que se llevó sus pertenencias del edificio. Finalmente, el Palacio de la Isla fue devuelto a sus propietarios, pese a que el Gobierno regional socialista era partidario de mantener el uso.

Coincidiendo con el proceso de recuperación del inmueble, Caritina Liniers y Muguiro, condesa de Serramagna, sobrina de Francisca Muguiro y Cerragería y de Juan Muguiro y Casi, constructores del inmueble, era homenajeada por el Ayuntamiento de Burgos coincidiendo con su cumpleaños centenario al cumplirse el cincuenta aniversario de la fundación de las escuelas de Serramagna. La señora recibió el título de ‘Hija Predilecta de la Ciudad’.     

La capital burgalesa pierde su batalla por la capitalidad regional mientras que el Palacio de la Isla queda desocupado y bastante deteriorado por el abandono y el desuso. Se hace necesario realizar un análisis técnico y poner en marcha un proyecto de mantenimiento, conservación y reparación. Los análisis confirman la existencia de goteras, manchas de humedad y desperfectos en las cubiertas que aconsejaban la realización de obras de pintura e impermeabilización. El presupuesto inicial de la reforma asciende a 3.284.828 pesetas, que se sufragarán a partes iguales entre ambas administraciones. No obstante, resulta necesario y urgente acometer actuaciones complementarias de mantenimiento, reparación y conservación que acabarán elevando la factura de la reparación hasta 5.628,742 pesetas. 

El nuevo destino que se perfila para el edifico es ser sede provisional de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), que tampoco acabó concretándose pese a las numerosas gestiones que se llevaron a cabo para la ubicación definitiva de esta institución educativa. El Patronato de la UNED, integrado por el Ayuntamiento y la Diputación Provincial, lleva cinco años buscando una sede para la UNED, cuyas instalaciones se ubican en la Escuela Universitaria Politécnica. La antigua Escuela de Comercio, además del Palacio de la Isla, es la otra apuesta que se baraja entonces. Sin embargo, ambos inmuebles resultan insuficientes para atender a los mil quinientos alumnos matriculados en el centro asociado de la UNED.

Tras quedar descartada esta opción, Ayuntamiento y Diputación comienzan a utilizar el edificio para diversos cometidos. Acogerá exposiciones, será sede del grupo espeleológico Edelweiss, almacén de material y libros de la UNED, Servicio de Recuperación de Archivos Municipales de la Diputación y alguna otra actividad. El Ayuntamiento lo utilizará también de forma esporádica para acoger recepciones y actos protocolarios, especialmente coincidiendo con las fiestas de la ciudad.

Pero un atentado terrorista por parte de la banda terrorista ETA contra la Comisaría de Burgos irrumpirá en el escenario político de la ciudad y acabará condicionando el uso del inmueble para un destino que nunca habían previsto sus propietarios; durante más de dos años se convertirá en sede de la Comisaría Nacional de Policía. 

 

El Palacio de la Isla en los últimos 35 años (1983-2018)

Palacio de la Isla. Comisaría de Policía. (Archivo Fotográfico Fede)

El 17 de agosto de 1990, la Comisaría de Policía Nacional de Burgos, ubicada en la avenida General Vigón, resultaba completamente destruida en un atentado con coche bomba con sesenta kilos de amonal. A las 15.56 horas de ese viernes hizo explosión este artefacto, que provocó el caos en la capital burgalesa.

Afortunadamente, la Comisaría está prácticamente vacía en ese momento ya que de los 35 funcionarios que trabajaban en verano en esas dependencias, únicamente quedaban a la hora de producirse el atentado dos agentes de servicio, además de dos detenidos. La actuación terrorista causó enormes destrozos en vehículos y viviendas próximas y produjo más de cuarenta heridos de diversa consideración, que tuvieron que ser atendidos en los hospitales.

Como consecuencia de estos hechos, el Gobierno Civil acogió una reunión de trabajo a la que asistieron el ministro de Interior, José Luis Corcuera, el alcalde de Burgos, José María Peña, y el presidente de la Diputación, José Luis Montes. Se trata de buscar con urgencia una ubicación provisional para atender los servicios policiales. La opción de utilizar el Palacio de la Isla, sin ningún uso en ese momento, se pone sobre la mesa.

El ministro de Interior, José Luis Corcuera, visitó el Palacio de la isla y quedó conforme con la opción. El alcalde de Burgos, José María Peña, será quien firme la cesión ‘con carácter temporal’. ‘Diario de Burgos’ anunciaba el 19 de agosto, solo cuatro días después del atentado, que el servicio de expedición de DNI y pasaportes comenzaría a funcionar el 21 de agosto en el Palacio de la Isla. Finalmente, sería un día después cundo se reanudara el servicio.

El documento que firmaran Peña y Montes con el director general de Policía, José Luis Rodríguez Colorado, especifica la cesión ‘en precario’ del inmueble. Las cláusulas del acuerdo matizan que será por una duración de 18 meses, prorrogable de forma excepcional, la obligación de asumir el Ministerio de Interior el coste de las obras de conservación y mantenimiento del inmueble mientras dure la ocupación, la suscripción de una póliza de seguro a todo riesgo y la utilización del edificio anexo, que seguirá siendo ocupado por el conserje.

Pronto se ve la necesidad de la instalación de unos calabozos en los locales anexos al Palacio de la Isla para custodiar a los detenidos. Por ello, el Gobierno Civil de Burgos inicia un expediente para la construcción de unos calabozos en el edificio ocupado por el guarda. La condición era reponer las instalaciones a su estado natural a la extinción del convenio de cesión.

Cuatro meses después del atentado se llevó a cabo la firma protocolaria de la cesión provisional del Palacio de la Isla, en tanto se decida la construcción de una nueva a cargo de los presupuestos generales del Estado de 1991. Sin embargo, la construcción de una nueva Comisaría no resultaría tan sencilla ni tan rápida. El 18 de febrero de 1992 se cumplirían los 18 meses de cesión estipulados y aún no había comenzado las obras. Fuera de plazo, el gobernador civil de Burgos, Francisco Cruz de Castro, solicitó una prórroga de la cesión del inmueble achacando el retraso a trámites burocráticos: seguía sin formalizarse la permuta de suelos urbanizables con la Junta de Castilla y León y por tanto sin tener la preceptiva aprobación de Patrimonio del Estado y la consecuente ratificación del Ministerio de Economía y Hacienda.

Antes de decidir el Ayuntamiento si prorroga el plazo de cesión, necesita obtener una respuesta positiva a las peticiones que el Ayuntamiento tiene planteadas desde hace años a la Administración General del Estado sobre la devolución del antiguo edificio del Instituto Provincial de Higiene, de la Avenida del Cid nº 46, necesario para albergar servicios municipales y la devolución de la posesión de las viviendas del bloque del Grupo de 500 viviendas municipales de Villímar, cedidas en precario a la 531º Comandancia de la Guardia Civil.

Además, el 10 de marzo de 1992, el letrado municipal, Santiago Dalmau, informó al Ayuntamiento de que el 17 de febrero se había cumplido el plazo de cesión del inmueble por 18 meses, circunstancia que permitiría proceder a una acción de desahucio, según establece la Ley de Enjuiciamiento Civil. En esta línea de presión, el alcalde, José María Peña, firmó el 15 de mayo varios decretos en los que ordenaba el desalojo de varios inmuebles de propiedad municipal, entre los que se encontraba el Palacio de la Isla.

José María Peña recuperó la idea de que el inmueble sirviera para ubicar las dependencias de la UNED. Confiaba, mientras tanto, en la buena disposición del Gobierno Civil para lograr la cesión de las aulas de algún Instituto de Enseñanzas Medias. De todos modos, el Ayuntamiento de Burgos es consciente de que no sería tampoco el lugar adecuado para cubrir todas las necesidades que tiene. En cualquier caso, el acuerdo no se llegó a formalizar y, cuando finalmente iba a serlo, se produjo el atentado terrorista que obligó a modificar los planes previstos para el inmueble.

Finalmente, la demanda sobre el Palacio de la Isla se vio en el juzgado. Pese a que el 29 de octubre de 1992 el gobernador civil anunciaba la contratación de las obras de la Comisaría, el Ayuntamiento no daba marcha atrás en la demanda de desahucio. El asesor jurídico del Ayuntamiento, Santiago Dalmau, y el abogado del Estado, José Manuel Fraga, acudieron al juzgado en representación de ambas instituciones para seguir adelante con los trámites de la demanda. Dalmau se ratificó en el escrito de desahucio, mientras que el abogado del Estado no dudó en calificar la actitud municipal de ‘chantaje’, añadiendo que las obras habían comenzado con la adjudicación de las mismas y la colocación del correspondiente cartel anunciador.

El 3 de noviembre de 1992, en el Juzgado de la Civil nº 1, se emite un auto sobre desahucio promovido por el Ayuntamiento contra la Administración del Estado a la vista de lo cual la jueza solicita al Ayuntamiento una serie de certificaciones. La jueza recibió el 16 de noviembre de 1992 la información requerida siendo alcalde entonces Valentín Niño Aragón.

La prensa local recoge días después que las obras continúan en el Palacio de la Isla, con la dirección del arquitecto Miguel Ángel Martínez García y del arquitecto técnico Fernando Mauleón López, sin que se especifique la empresa que se encargará de llevar a cabo las obras. Entretanto, la antigua Comisaría, afectada en la estructura, debe esperar a 1995 para que se inicie su restauración para un uso distinto del anterior.

 

Otras utilizaciones

El edificio también pasa a ser utilizado por el Ayuntamiento de Burgos para acoger actos protocolarios con motivo de la celebración de las fiestas patronales, y por la Diputación de Burgos para atender otros servicios institucionales o adscritos, como el Servicio de Recuperación de Archivo y sede del Grupo Espeleológico Edelweiss.

El 25 de noviembre de 1993 la archivera municipal, Milagros Moratinos Palomero, propuso el traslado del fondo bibliográfico del Palacio de la Isla, que se encontraba depositado en el Archivo Municipal de Burgos, a la biblioteca municipal ‘Gonzalo de Berceo’. Los fondos bibliográficos de la familia Muguiro se ampliaron durante la etapa de permanencia de Franco en el inmueble incorporando la colección de la Biblioteca de Autores Españoles.

Cuando la Comisaría abandona el Palacio de la Isla, el inmueble fue empleado para situar material docente que estaba depositado en el Hospital Provincial, que a su vez tenía que quedar libre para efectuar obras de acondicionamiento. La falta de espacio en las instalaciones del hospital obliga a solicitar algunos locales del Palacio de la Isla.

El Servicio de Asesoramiento a Municipios (Sajuma) había acordado el 23 de septiembre de 1996 como asunto de urgencia el traslado del Servicio de Recuperación de Archivos desde el Hospital Provincial al Palacio de la Isla con una única trabajadora en plantilla. Este servicio quedó instalado en la primera y segunda planta del inmueble. La creación del Servicio de Recuperación de Archivos Municipales pretendió ofrecer a las entidades locales la posibilidad de dejar organizado su archivo municipal, con control, continuidad y tratamiento técnico adecuado.

También en 1996 queda ubicado en el Palacio de la Isla el grupo espeleológico Edelweiss, vinculado a la Diputación provincial, a través de un convenio de colaboración suscrito. Este grupo ocupó parte de la planta superior, donde quedaron habilitadas las cuatro habitaciones de los lados sur y este del inmueble. La habitación de la torre hacías las veces de biblioteca, secretaría y sala de reuniones; otra acogía material y tenía la misión de almacén, limpieza y mantenimiento. Una tercera albergaba los archivos fotográficos, restos arqueológicos de las zonas en estudio, hacía de almacén de publicaciones y acogía algunas maquetas en 3D de las zonas estudiadas. La última –fachada este del edificio- era el catastro espeleológico de Burgos, gran archivo de hojas de campo, copias de las cavidades de la provincia y planos geográficos y fotos áreas empleadas en los trabajos. Pese a que el grupo estaba compuesto por una veintena de personas, difícilmente coincidían más de seis de forma simultánea.

 

Hacia la instauración del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua (1998-2008)

El 28 de abril de 1994, los Reyes de España presidían en el Monasterio de Santo Domingo de Silos la clausura del ‘X Congreso de las Academias de la Lengua Española’ ante un centenar de académicos y representantes del cuerpo consular acreditado en España. Se trata de un antecedente indiscutible de lo que luego sería el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua.

Dicho encuentro congregó a representantes de la institución anfitriona, junto a responsables de las academias hispanoamericanas, filipina y norteamericana. La Junta de Castilla y León, el Ministerio de Educación, las Cortes de Castilla y León y la Diputación de Burgos estuvieron representadas en esta cita congresual, presidida por el vicedirector de la RAE, Ángel Martín Municio.     

La Federación Regional de Municipios y Provincias fue la entidad que, en 1998, impulsó de forma decidida la idea inalterable de crear una entidad que se encargara de fomentar actividades ligadas directamente al estudio y la divulgación de la lengua castellana. La propuesta había nacido tres años antes, cuando se constituyó en el seno de esta institución una comisión encargada de estudiar la viabilidad de esta propuesta, que estuvo dirigida por el presidente de la Diputación de Burgos, Vicente Orden Vigara, que la defendió en la séptima asamblea de esta asociación en la que están representadas las entidades locales de la Comunidad.

Según sus estatutos, sería una entidad sin ánimo de lucro adscrita a la Consejería de Educación y Cultura que se creaba para la promoción y difusión del español. Sus fines concretos serían la promoción de la enseñanza el estudio y el uso del español y la contribución a la difusión de la cultura española, además de la intensificación de la formación del profesorado de español en todos los grados de enseñanza. A finales de año, Orden Vigara se encargaba de explicar que desde la Consejería de Cultura se harían llegar los estatutos del Instituto de la Lengua Castellana al presidente de la Junta, Juan José Lucas, para que en enero de 1999 los aprobara por decreto.

En primavera de ese mismo año, el Ayuntamiento de Burgos se presentó como uno de los socios fundadores del futuro Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, al que aportará la cesión del Palacio de la Isla y medio millón de pesetas; en el mismo sentido, la Diputación de Burgos aprobó en pleno su integración como miembro fundador aportando similar cantidad para su funcionamiento.  

El 19 de febrero de 2000 el vicepresidente de la Junta y consejero de Educación y Cultura, Tomás Villanueva, explica que el Ejecutivo regional ha dado los pasos desde el punto de vista administrativo y económico para la constitución de esta institución, precisando que se ha encargado de apoyar una iniciativa surgida en el seno de la Federación Regional de Municipios y Provincias (FRMP).

Poco después, el 7 de abril, nacía oficialmente el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua en el claustro del Monasterio de Santo Domingo Silos en un acto presidido por los Duques de Lugo, la Infanta Doña Elena de Borbón y Don Jaime de Marichalar. La constitución formal reunía al presidente de la Junta de Castilla y León, Juan José Lucas, al director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, y al abad de Silos, Dom Clemente Serna. Un centenar de personalidades procedentes del mundo de la política, la cultura, la universidad y la empresa se dieron cita en el cenobio benedictino para respaldar con su presencia el nacimiento de este organismo. La entidad era una realidad, que nacía con el apoyo de 29 instituciones, de carácter político, académico y empresarial.

En la firma del acta fundacional, además de la Junta de Castilla y León, quedarían integrados los ayuntamientos de las nueve capitales de provincia de la Comunidad, las diputaciones provinciales, las corporaciones locales de Aranda de Duero, Miranda de Ebro, Ponferrada, San Andrés de Rabanedo y Medina del Campo, además de las Universidades de Burgos, León, Salamanca y Valladolid y la Cámara de Comercio e Industria de Burgos.

Con domicilio en el Palacio de la Isla, el Instituto de la Lengua tendría un presupuesto inicial de 14,5 millones de pesetas y, una vez en marcha, su actividad incluiría la organización de congresos, exposiciones, certámenes, grupos de trabajo, edición de libros y labores de investigación. Sin embargo, la constitución formal de su Patronato se concretó el 11 de diciembre de 2001 en la Casa de Cultura de la localidad burgalesa de Salas de los Infantes con la presencia de treinta instituciones.

En este acto, el consejero de Educación y Cultura, Tomás Villanueva, subrayó la necesidad de promocionar conjuntamente la lengua castellana, al tratarse del principal patrimonio de la Comunidad. El presidente de la Diputación de Burgos, Vicente Orden Vigara, hizo un llamamiento a las empresas de Castilla y León para que se implicaran en su financiación. Meses más tarde, la fundación quedaba inscrita en el Registro de Fundaciones de la Comunidad Autónoma, inscripción que queda recogida en el BOCYL de 2 de abril de 2002. 

El siguiente paso fue convocar el Patronato de la fundación, órgano presidido por el consejero de Cultura, Tomás Villanueva. Se acuerda nombrar director a Gonzalo Santonja, que toma posesión del cargo el 30 de abril de 2002 mostrando su ilusión por el reto asumido.

En tanto se acondicionaba el Palacio de la Isla, el presidente de la Diputación, Vicente Orden Vigara, ofrecía las dependencias del convento de San Agustín, que después de ser rehabilitado se inauguraba oficialmente. El Instituto Castellano y Leonés de la Lengua encuentra acomodo en este inmueble, en dependencias que comparte con el Instituto de Restauración, el Archivo Histórico Provincial, la Biblioteca de Castilla y León y un Museo de Pintura.

Con el organigrama de la fundación perfilado, Santonja dio a conocer las primeras necesidades de la institución tanto en materia presupuestaria como en las condiciones que debe cumplir la sede definitiva del Palacio de la Isla de Burgos: disponer de una biblioteca, un auditorio, salas de trabajo y dependencias administrativas. Igualmente, solicitó al Patronato una dotación presupuestaria para comenzar a trabajar; se asignó a la institución 1.255.330 euros para desarrollar el programa de actividades diseñadas para el 2003, al tiempo que se adjudicó el puesto de gerente a Alejandro Sarmiento y se convocaron también plazas de coordinador lingüístico, coordinador literario, jefe de prensa y personal auxiliar.

La programación cultural en el Monasterio de San Agustín es incesante hasta 2007, último año de la fundación en esas dependencias. Mientras, el Palacio de la Isla es utilizado –especialmente sus jardines- para acoger distintos actos protocolarios promovidos por el Ayuntamiento de Burgos. 

 

Monasterio de Santo Domingo de Silos. Constitución Instituto de la Lengua. La Infanta Elena, el abad, Dom Clemente Serna y Autoridades (Archivo Fotográfico Instituto Castellano y Leonés de la Lengua).

 

En sus inicios, el Instituto encontró acomodo a sus dependencias en el Real Monasterio de San Agustín y no fue hasta 2005, cuando comenzó el proyecto de adaptación del Palacio de la Isla para sede del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua con la autorización de la Junta de Castilla y León con fecha 1 de diciembre. El presupuesto de licitación de la obra ascendió a 3.458.027,56 euros y el 30 de diciembre de ese año se publicaba en el BOCYL la resolución que anunciaba el concurso público para la rehabilitación del Palacio de la Isla con un plazo de ejecución de 18 meses a contar desde el replanteo. Los trabajos se adjudican finalmente a la empresa vallisoletana CYM Yáñez.

Los arquitectos Marina Escribano Negueruela y Pedro Hombría Maté firman el proyecto de rehabilitación, que es aprobado, figurando como delineantes proyectistas Rafael Sáez de las Heras y Roberto Arnáiz Martínez.

La intervención proyectada pretende la rehabilitación integral del edificio, mediante las operaciones necesarias de restauración de las fachadas, cubiertas y elementos estructurales y su habilitación para nuevo uso, dotándolo de las instalaciones necesarias para el correcto funcionamiento y la puesta al día. El proyecto contempla un salón de actos, dos bibliotecas, diez salas para actos y reuniones y un gran archivo. Las previsiones apuntan a que en primavera de 2017 las obras de acondicionamiento hayan concluido.

Poco antes de comenzar las obras, el Palacio de la Isla se convierte durante unos días en un espacio para la decoración y el arte. El 10 de noviembre de 2005 se abrió al público en este inmueble la ‘II Cita con la Decoración y el Interiorismo’ (Cidecor’05), encuentro profesional promovido por la Federación de Asociaciones Empresariales en la que tomaban parte una veintena de empresas vinculadas a distintos ámbitos de la decoración, que mostraban las últimas tendencias de esta disciplina.

 

Visita del presidente de la Junta

El presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, realizó una visita el 21 de mayo de 2007 a las instalaciones para conocer el estado de las obras de rehabilitación del inmueble, acompañado por otras autoridades. Herrera anuncia entonces a la prensa que el centro se encargará de desarrollar el Plan del Español para Extranjeros que el Ejecutivo regional aprobó en 2005.

A mitad de noviembre de 2007, la restauración del Palacio de la Isla para su nuevo fin está prácticamente finalizada. Únicamente queda pendiente el equipamiento del edificio, proyecto que tendrá un coste de 400.000 euros. La consejera de Cultura, María José Salgueiro, anunció durante la reunión del Patronato de la fundación que en primavera la institución se trasladará finalmente al Palacio de la Isla. La actividad cultural es incesante. El anuncio de la edición definitiva de los cartularios de Valpuesta marcará el final de la actividad cultural en el convento de San Agustín.  

 

Real Convento de San Agustín (Archivo Fotográfico Instituto Castellano y Leonés de la Lengua).

 


 

ACONTECIMIENTOS

 

Accidente de Quintanilleja en 1891

En la noche del 23 de septiembre de 1891 se produjo un gravísimo accidente ferroviario entre las estaciones de Burgos y Quintanilleja, donde el expreso que procedía de San Sebastián colisionó con el tren mixto que circulaba en dirección contraria. Los viajeros del mixto se salvaron gracias a la maniobra del maquinista, Pedro Jaca, que pudo frenar a tiempo y permaneció en su puesto frente a una muerte inevitable y espantosa.

Accidente ferroviario de Quintanilleja.

A causa de la magnitud de la tragedia, la Familia Real, formada por la reina regente María Cristina de Habsburgo, el joven príncipe Alfonso XIII, y las infantas María de las Mercedes y María Teresa; acudió a Burgos para asistir, el 13 de octubre, a una misa de Réquiem por las víctimas del accidente.

Durante su estancia en Burgos, la familia Muguiro acogió a la Familia Real en el Palacio de la Isla, donde pasaron dos días, el 12 y el 13 de octubre de 1891, antes de regresar a Madrid. En ese tiempo, la Familia Real aprovechó para realizar diversas visitas protocolarias a centros hospitalarios y, pudo almorzar en palacio con sus anfitriones.

 

 

Visita de los Reyes de España al acto de las Fuerzas Armadas en 1983

El Ayuntamiento de Burgos había solicitado a la Casa Real que Su Majestad el Rey aceptara el nombramiento de Alcalde Honorario de la Ciudad, al igual que lo recibió años atrás su abuelo Alfonso XIII. La Casa del Rey declinó aceptar este nombramiento y el jefe de la Real Casa, el marqués de Mondéjar, le traslada la decisión al alcalde de Burgos, José María Peña San Martín.

Sin embargo, D. Juan Carlos tuvo la deferencia de acudir a Burgos para presidir el desfile de la Semana de las Fuerzas Armadas y, acompañado de la Reina Doña Sofía y de sus hijos, el Príncipe y las Infantas, llegó a visitar el Palacio de la Isla.

Sin haber tomado posesión y sin haber anunciado la composición de su primer Gobierno, Demetrio Madrid protagonizó el que fue su primer gran acto oficial, la visita de la Familia Real. Los monarcas habían acudido a Burgos a presenciar el desfile de las Fuerzas Armadas y el motivo era el inicio de las celebraciones del MC aniversario de la ciudad, que en realidad tendría lugar al año siguiente (884-1984).

La Familia Real estuvo acompañada por buena parte del Gobierno, encabezado por el presidente, Felipe González; el ministro de Defensa, Narcís Serra, y los ministros de Asuntos Exteriores, Interior, Administraciones Públicas y Cultura, además de altas personalidades del Estado como el presidente del Congreso, Gregorio Peces Barba, del Senado, José Federico de Carvajal, el presidente del Tribunal Constitucional, Manuel García Pelayo y el presidente del Tribunal Supremo, Federico Carlos Sainz de Robles, entre otros cargos.

Fue, sin duda, la visita más importante del Rey a la capital burgalesa por cuanto que en su presencia y las actividades programadas arrastraron hacia la ciudad no solo al presidente del Gobierno, sino a buena parte de su gabinete, a cinco presidentes autonómicos y a miles de personas llegadas desde las capitales más cercanas y desde todos los puntos de la provincia.

Previamente, los Reyes habían visitado el Palacio de la Isla, que por el momento seguía siendo sede del Ejecutivo Autonómico. Demetrio Madrid, que acababa de tomar las riendas del Ejecutivo autonómico, ejerció de anfitrión de sus majestades y agradeció la visita. En su despacho, hizo entrega a Su Majestad de un ejemplar encuadernado en piel del Estatuto de Castilla y León y un cofre que guardaba una réplica de las llaves del Palacio de la Isla. El Rey pudo firmar en el libro de honor y asistió después a una recepción en la que asistieron distintas autoridades como el presidente de las Cortes de Castilla y León, Dionisio Llamazares, y los miembros de la Mesa y Junta de Portavoces del Parlamento regional.

 

Discurso de Demetrio Madrid ante los Reyes en el Palacio de la Isla (Archivo Fotográfico Villafranca)

 

Firma del último parte de guerra de la Guerra Civil

Concluye marzo, y también la larga y agotadora Guerra Civil. El 31 de marzo, Franco fue informado por un ayudante de que las tropas nacionales habían alcanzado sus últimos objetivos militares a media tarde de ese día. Al día siguiente, el 1 de abril de 1939, se leyó el último parte de guerra, firmado en este caso excepcional por el propio Francisco Franco. Su primera versión fue elaborada, una vez conocida la toma de Alicante y de los últimos reductos de la costa sureste, por el teniente coronel Barroso y Sánchez Guerra, jefe de Operaciones del Cuartel General, y redactado en el edificio que ocupaban del Banco de España (hoy, Religiosas del Niño Jesús).

El texto inicial era el siguiente: ‘En el día de hoy, después de haber desarmado a la totalidad del Ejército Enemigo Rojo, han alcanzado las fuerzas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado’.

El documento fue llevado al Palacio de la isla y Franco lo corrigió, le dio la versión definitiva y lo rubricó con su firma. Barroso lo llevó hasta Radio Nacional de España, hasta hace unos días Radio Castilla. A las once y cuarto de la noche, en presencia de varias personas, entre ellas el director de la emisora, Antonio Tovar, el actor y locutor Fernando Fernández de Córdoba dio lectura al último parte oficial de guerra. Franco, convaleciente de una afección gripal, pudo escucharlo desde el Palacio de la Isla, mientras cenaba acompañado de sus familiares y del ministro de Gobernación, Ramón Serrano Súñer.    

El texto definitivo del parte que se leyó fue el siguiente: ‘En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. LA GUERRA HA TERMINADO. Burgos, 1º de abril de 1939. Año de la Victoria. El GENERALÍSIMO, Franco    

Fue éste el único parte de guerra firmado por Franco. Con su lectura, concluía oficialmente la contienda, aunque las confrontaciones armadas se siguieron produciendo con los restos del Ejército republicano y los maquis en forma de guerrillas hasta bien entrado el año 1945.

En el Palacio de la Isla se decidió también la salida de España de la Comunidad de Naciones en la reunión que el Consejo de Ministros celebró el 8 de mayo de 1939. La I Guerra  Mundial había sido una auténtica masacre y las grandes potencias del mundo y otras naciones se dieron cuenta de la necesidad de actuar para impedir que volviese a estallar un conflicto como ése. Por eso, se quiso crear un organismo que permitiera a las naciones poder resolver sus disputas por medios pacíficos en lugar de militares. España se había adherido a la Sociedad de Naciones en 1918 de la mano del Conde de Romanones. Durante la República y la Guerra Civil, Salvador de Madariaga fue el representante del Gobierno republicano. La creación del comité de no intervención para inspeccionar e intervenir en España anuló el escaso protagonismo que la Sociedad de Naciones pudiera haber tenido.

La absoluta incompatibilidad existente entre un régimen totalitario como el español y otros democráticos, integrados en la Sociedad de Naciones, explica que el ministro de Asuntos Exteriores remitiera a la Secretaría General de la Sociedad de Naciones un telegrama solicitando la  baja de España en ese organismo.

También se suscribió el Pacto AntiKomintern, firmado entre Alemania y Japón, por el que se declaraba la hostilidad de ambos países a la Internacional Comunista.

Al mismo tiempo, el Palacio de la Isla fue también el escenario donde el general Franco recibió a ‘personajes’ que marcaron la historia europea como Heinrich Himmler, ideólogo de la ‘solución final,’ o el mariscal Philippe Pétain, embajador entonces de la República Francesa en España.

 

Visita del mariscal Pétain en 1939

El mariscal Pétain visita Burgos (Fuente Diario de Burgos)

En el ámbito del reconocimiento internacional, se produce la presentación de credenciales del embajador de la Francia de Vichy, el mariscal Philippe Pétain a Franco, como embajador extraordinario y plenipotenciario de la República Francesa en España.

Su nombramiento como embajador de Francia en España, el 2 de marzo de 1939, suscitó polémicas en ambos países. Pétain, que visitó Burgos el 23 de marzo de 1939, entró en la Plaza de Alonso Martínez escoltado por la Guardia Mora a lo largo de la calle Laín Calvo mientras la banda de música de San Marcial tocaba ‘La Marsellesa’. Desde el Palacio de la Isla, el general recorrió el Paseo de la Isla y la calle Laín Calvo, en un trayecto plagado de público, en el que formaron fuerzas de Infantería con uniforme de gala. 

El discurso del embajador francés, pronunciado en el gran salón del palacio de la Sexta Región Militar de Burgos, estaba enfocado a establecer un pacto por el que España mantuviera una posición neutral en caso de que estallara la II Guerra Mundial. Pétain ofreció en su discurso la leal colaboración de su país y se refirió al mutuo y amistoso respeto entre ambos países. Pétain se trasladó después a la Casa del Cordón y realizó una visita protocolaria al ministro de Asuntos Exteriores.

 

 

 

 

Visita del Reichfürer Heinrich Himmler en 1940

El 19 de octubre de 1940, una vez concluida la Guerra Civil, el Reichfürer Heinrich Himmler se desplazó a Burgos para conocer la ‘Capital de la Cruzada’, el lugar desde el que Franco dirigió el desarrollo de la Guerra Civil hasta la victoria. Himmler, uno de los principales líderes nazis en el régimen de Hitler e ideólogo de la ‘solución final’, el plan diseñado por el Tercer Reich para llevar a cabo la eliminación sistemática de la población judía europea en la Segunda Guerra Mundial, llegaba a España para entrevistarse con Franco.

Entraba por la frontera de Irún procedente de la Francia ocupada; en su parada en San Sebastián tuvo tiempo para visitar la Diputación provincial, el Palacio de San Telmo, el Club Náutico y el monte Igueldo. Uno de los objetivos de Himler en su visita a Burgos era tomar contacto con los servicios de información alemanes que operaban en el campo de concentración de Miranda de Ebro, lugar en que estaban recluidos numerosos prisioneros aliados y de otras nacionalidades.

El recibimiento que se le ofreció en Burgos fue muy caluroso. El comercio local cerró sus puertas y la ciudad se engalanó para recibir al ilustre visitante. Himmler entró en la ciudad por el Paseo del Espolón, para dirigirse a la Catedral, en cuya escalinata de la puerta del Sarmental, junto a la gran cruz de los caídos, fue recibido por las autoridades burgalesas y aclamado por el pueblo.

Tras su visita al templo catedralicio, el jefe de la Policía nazi se trasladó a la Cartuja de Miraflores donde fue recibido y acompañado por el prior, deteniéndose especialmente a contemplar el sepulcro de los reyes fundadores, Juan II de Castilla e Isabel de Portugal. Su visita finalizó en el Palacio de la Isla, centro de operaciones de Franco durante la guerra, donde cenó en compañía del director general de Seguridad, entre otras personalidades.

 

 

Primera visita institucional en 1981. Jordi Pujol

El Ejecutivo autonómico, instalado en el Palacio de la Isla, se preparaba para acoger los primeros actos de carácter institucional. El presidente de la Generalidad de Cataluña, Jordi Pujol, era el primer titular de un Gobierno regional que acudía de visita oficial a la recién estrenada comunidad de Castilla y León. El 26 de noviembre de 1981, Pujol llegó a Burgos en visita oficial y se entrevistó en el Palacio de la Isla con el presidente, José Manuel García Verdugo.

Firmaba en el libro de honor del Consejo General de Castilla y León, saludaba después al alcalde de Burgos, José María Peña, y se entrevistaba también con el capitán general de la VI Región Militar. Al día siguiente, Pujol visitó Covarrubias y Santo Domingo de Silos y continuó viaje hacia Valladolid. En Tordesillas mantuvo una cena privada con García Verdugo y al día siguiente ambos acudieron a Villalar, donde depositaron una ofrenda floral en el monumento a los comuneros. La visita del presidente catalán tenía por objetivo desvanecer las reticencias que podía haber respecto al proceso autonómico y demostrar que la España de las Autonomías era posible.

 

Palacio de la Isla. Visita Jordi Pujol. con García-Verdugo 1981 (Archivo Fotográfico Fede)