*Fuente: «Guerra civil y violencia política en Burgos (1936-1943)» de Isaac Rilova Pérez

 

La ciudad

La ciudad de Burgos experimentó en 1937 un crecimiento que perduró el resto del periodo bélico, pasando de una cifra próxima a 44.000 habitantes a 55.000 en muy poco tiempo. Aunque la población era mucho mayor ya que el número de nacimientos se había reducido y el número de defunciones había aumentado. Algunos cálculos señalan que la población de hecho de la ciudad llegó a elevarse a 115.000 habitantes, frente a los 40.000 que había al inicio de la contienda y los 60.425 que estaban registrados en 1940.  

Este crecimiento se debió especialmente a la inmigración, que fue de tres tipos:

1º Éxodo campo-ciudad, ya iniciado anteriormente pero incrementado durante este periodo.

2º Refugiados o huidos del bando republicano. Según datos recogidos por la prensa de la época, el Refugio Nacional dio acogida en Burgos a más de 880 refugiados entre los años 1936 y 1939.

3º La ubicación en Burgos de la Junta de Defensa Nacional, luego Junta Técnica y, posteriormente, de varios Ministerios, atrajo a muchas personas procedentes de otras ciudades para hacerse cargo de distintos puestos en la administración.

 

Sociedad

La Guerra Civil provocaba en Burgos reacciones muy diferentes. En ocasiones, la capital vivía días de entusiasmo y euforia con manifestaciones de júbilo para conmemorar fastos oficiales o acontecimientos como fueron la toma de la ciudad de Málaga (8 de enero), la de Bilbao (19 de junio), la de Santander (26 de agosto) o la conclusión de la Guerra Civil en el norte de la península, con la conquista de Asturias el 21 de octubre.

La ciudad era en muchas ocasiones la imagen misma del desbordamiento, con los hoteles llenos continuamente y con una proliferación de restaurantes que no daban abasto para atender a tanto transeúnte que llegaba a la ciudad por uno u otro motivo.

Pero también el dolor alteró en numerosas ocasiones la vida de la ciudad. Se vivieron  momentos trágicos como la muerte en accidente aéreo del general Emilio Mola, el 3 de junio de 1937, junto a su ayudante el teniente coronel Pozas, el comandante del Estado Mayor Senac, el capitán aviador Chamorro y el sargento mecánico Barredo, fallecidos todos en el acto. También el bombardeo que sufrió la capital burgalesa el día 2 de julio de 1937, que afectó especialmente al barrio de San Julián, causó gran dolor en la sociedad local. Hasta 19 personas perdieron la vida en ese bombardeo.

Economía

La economía se orientó hacia los campos de batalla. Por eso, los soldados del frente fueron el objetivo prioritario al que había que atender. Los demás, a cambio de la comodidad de vivir en retaguardia, tienen que pagar un precio traducido en severas restricciones. Surgen entonces los ‘días de ayuno’ y las ‘campañas de recogida de prendas de abrigo para los combatientes’, entre otras medidas.

El estado de los negocios se vio afectado por la falta de materias primas y por los gravámenes y las requisas que la Administración les imponía a causa de la guerra. Sobre todo, se trataba de un problema de subsistencia y de administración rigurosa de los escasos recursos existentes. A pesar de esto, las industrias prosiguieron su actividad, sobre todo las relacionadas con la agricultura y la ganadería, principalmente, fábricas  de harinas, curtidos y guantes, elementos necesarios para alimentar y proteger del frío a los soldados en el frente.

Aunque también tuvo consecuencias positivas, como fue la reducción del paro. La economía de guerra mantenía a la población burgalesa ocupada en los polvorines de La Rebolleda y Carderas, en el cuartel de San Ildefonso, en las Instalaciones del Club Ciclista, en los almacenes de Intendencia de Gamonal, en la fábrica de Sedas y en el penal viejo de San Juan.

El Ayuntamiento de Burgos llegó a aprobar para el ejercicio económico de 1938 un presupuesto de 3.562.747,16 pesetas, destinado a levantar un monumento a los caídos,  encauzar los ríos Pico y Vena, anexionar el pueblo de Gamonal, realizar una nueva ordenación de las calles Madrid, Miranda y Plaza de Vega, para emplazar una nueva estación de autobuses, instalar una fábrica de productos cárnicos y construir un nuevo cuartel de la Guardia Civil.

Medios de comunicación

La prensa local publicaba a grandes titulares los avances del Ejército nacional y se llenaba de esquelas de los caídos burgaleses, cuyo sacrificio exigía público reconocimiento. En letra pequeña, sin embargo, casi en las últimas páginas de cada ejemplar, aparecían noticias referidas a sentencias y ejecuciones capitales como consecuencia de los juicios sumarísimos.

La batalla de las palabras se concretó en el protagonismo asumido entonces por la radio. Desde julio de 1936, ‘Radio Castilla’ fue incautada por las nuevas autoridades y a ella se sumó ‘Radio Nacional de España’, dirigida por Antonio Tovar, que tenía sus estudios en el Teatro Principal. La radio se convirtió entonces en un importante instrumento de propaganda política. Radio Nacional se crea gracias a una emisora suministrada por los alemanes, la misma que se empleó para radiar la Olimpiada de Berlín en 1936. El 15 de junio de 1937 quedó instalada en Salamanca, hasta que tras la caída del Frente Norte, fue trasladada a Burgos. 

A pesar de la Guerra Civil, la vida continúa y la cultura también. El tipo de cine que se proyectaba en Burgos fue en sus inicios, de origen italiano y alemán, con títulos como ‘El Escuadrón Blanco’ o ‘Escipión el Africano’, complementándose con películas españolas como ‘Morena Clara’, ‘La hermana San Sulpicio’ o ‘Suspiros de España’, además de documentales de carácter político.

Instituciones

Burgos era sede de importantes instituciones como el Arzobispado, la Audiencia y Capitanía General. El Arzobispado metropolitano contaba con las diócesis de Bilbao, Vitoria, Palencia y Soria. En 1941, un convenio suscrito por Franco con la Santa Sede regulaba un sistema de ternas para la elección de los candidatos a obispo. 

La Audiencia Territorial poseía jurisdicción sobre las audiencias provinciales de Vizcaya, Santander, Álava, Logroño y Soria.

En el ámbito castrense, la Sexta División Orgánica bajo la República, transformada en Sexta División Militar en 1936 con motivo del alzamiento, pasa a denominarse desde octubre de 1937 Sexta Región Militar. Comprendía las provincias de Santander, Vizcaya, Guipúzcoa, Navarra, Álava, Logroño y Palencia.  

En el plano universitario, Burgos dependía de la Universidad de Valladolid, contando en sus niveles medios con un Instituto de Segunda Enseñanza, dirigido por Modesto Díez del Corral, que sustituyó al relevado Tomás Alonso de Armiño.  

El Gobierno Civil era otro pilar fundamental en el control político provincial. Desde 1936 hasta 1942, ejercieron de gobernadores civiles los generales Dávila Arrondo y Fermoso Blanco, a quien sucedió hasta el año 1942 José Álvarez Imaz. Este gobernador ejerció sus competencias hasta el 10 de abril de 1943, cuando fue relevado en el puesto por Manuel Illera García-Lago

El gobernador civil es el responsable del orden público a través de la Comisaría de Vigilancia, que depende de su autoridad, y también de las fuerzas de seguridad. Por la vía de los juzgados militares, el Gobierno Civil tramita los expedientes de numerosos presos gubernativos. La Comisaría de Vigilancia se encarga de la detención de sospechosos, sigue los pasos de los liberados y fiscaliza la vida ciudadana. Su campo de competencias resultaba múltiple y variado: a iniciativa suya se recogían los fondos de prendas de abrigo para los combatientes, se promovían los días de ‘plato único’, se controlaba el Auxilio Social y las Cocinas de Hermandad, se suprimieron las fiestas de carnaval ‘por respeto a los que están en el frente’, se controlaba la censura postal y, de forma especial, ejercía su facultad punitiva.

Como consecuencia de la Guerra Civil y la grave situación agraria, el Ministerio de Industria obliga crea un sistema de ‘racionamiento’ en el territorio nacional que será controlado directamente en cada provincia por el gobernador civil. Será la autoridad encargada de controlar la distribución de alimentos básicos a la población: aceite, garbanzos, chicharrillo en escabeche, pan y carbón vegetal. La sanción se convierte en una forma de allegar recursos económicos y cualquier mínima desviación de las pautas de conducta marcadas resulta castigada.

El Gobierno Civil, especialmente durante los años de guerra, se ocupa de las labores de protección civil, actuando en coordinación con el sistema de defensa antiaérea de la ciudad. Ésta cuenta con baterías situadas en el castillo.

Además, instancias judiciales como el Tribunal Nacional de Responsabilidades Políticas, la Jefatura Superior Administrativa de Responsabilidades Políticas y los Tribunales Regionales de Responsabilidades Políticas, llevarían a cabo tareas como formar inventario de entidades agrupaciones y partidos declarados fuera de la ley, así como la emisión y tramitación de los expedientes, dictar sentencia y ejecutar sus fallos.

Los cuerpos de seguridad y la Policía Municipal tenían mermados sus efectivos a consecuencia de la guerra y por las depuraciones. Por ello, la jefatura de Falange colabora con el Gobierno Civil trasladando presos a la práctica de diligencias judiciales y en otras tareas.

En la provincia de Burgos se abrieron cerca de 3.000 expedientes personales de responsabilidades políticas, de los cuales fueron desestimados alrededor de un millar, prosperando 1.812 expedientes de incautación de bienes.