El embajador de Japón se alojaba en el hotel Condestable y le acompañaba el secretario de la legación, Sr. Takata, el agregado militar, Sr. Moriga y el agregado naval, cuyo nombre no se detalla. El jefe del Estado, junto con el ministro de Exteriores, general conde Jordana, el jefe del Gabinete Diplomático, Sr. Oliván y el general jefe de Estado Mayor, Sr. Martín Moreno, recibieron al embajador.
Tras la pérdida de Filipinas en 1898 las relaciones hispano-japonesas dejaron prácticamente de existir, recobrando cierta entidad, sobre todo por afinidad ideológica, durante el periodo en que el gobierno franquista estuvo vinculado al Eje Roma-Berlín-Tokio, aunque esta relación se vería truncada durante la II Guerra Mundial a raíz de la ocupación nipona de las Islas Filipinas, donde fue asaltada la Embajada de España con el resultado de más de 50 muertos entre diplomáticos y asilados.